Un buen recorrido con un excelente camino real unos largos ascensos, unos paisajes únicos y excelentes personas que me encontré por el camino.
Por falta de buena planificación tuve algunos inconvenientes, esta vez no tuve ruta marcada en mi gps pero si sabía cuál era mi objetivo, bajar por el camino real en Facatativá que lleva hasta Bojacá, luego iniciar un ascenso por vía destapada que me llevaría hasta la Laguna Pedro Palo.
El problema empezó con lo tarde que Salí de la casa 8 a.m. Al llegar a Faca no tuve tiempo para buscar el camino, así que tome la decisión de iniciarlo en Bojacá, donde tenía más o menos claro por donde era.
En Bojacá hice la respectiva parada técnica a comer pan de yuca con avena mmm delicioso!!! Luego le pregunte a un señor del lugar por la vía al camino real a lo que surge la siguiente corta conversación:
- El señor dice: Huyyyy eso es por esa calle pero esa trocha esta horrible y ahorita eso está tapado de nubes y no se ve nada.
- Mi mente dice: (mmmm destapado… música para mis oídos)
- Yo digo: Muchas gracias señor :)
- La señora dice: Y usted se piensa bajar por ahí!!! Aayy señor! eso está muy peligroso, las piedras están resbalosas y eso está puro embarrado. Unas motos iba a entrar y se quedaron atoradas y se devolvieron.
- Mi mente discute: Este es nuestro objetivo!! pero esta mojado!! sabemos cómo son estas rocas mojadas!! pero quiero hacerlo!! Vamos a hacerlo!! Las motos son pesadas y se entierran, mi bici es liviana!!! Nos fuimos!!! Si algo le echo la culpa a Alejo por enseñarme los caminos empedrados de Boyacá y mostrarme lo divertido!! NOS FUIMOS!!!
- Yo digo: gracias señora, tendré cuidado.
El camino termina en una vía destapada, de allí se puede coger camino a Zipacón donde encontré otro camino real y una trocha al lado de un rio que espero poder hacer próximamente; en esta ocasión tome camino a Cachipay, pasando por un hermoso pueblo, El Ocaso, parte de sus calles empinadas son empedradas y tiene casas muy bonitas y rodeado de muchos árboles y una excelente vista.
Tome camino a Tena, donde sabía que se estaba realizando una competencia de ciclomontañismo. Fue curioso y algo gracioso llegar allí a las 2 de la tarde mientras todos ya salían a sus casas en sus carros con sus bicis mirándome raro como si yo estuviera perdido y me hubiera demorado un resto de tiempo en la carrera, incluso hubo unos que me gritaron: Hagaleee hagalee que ya va a llegar!!! Jummm si supieran que todavía me faltaban como 50 kilómetros para llegar a mi meta.
Allí me encontré con un primo y con alguien que alguna vez me arreglo mi bici. Este último me sugirió que tomara un camino destapado que me ahorraría camino, pero el clima no es que favoreciera mucho y la hora tampoco, así que preferí coger pavimentada ya que si estaba enlodado quien sabe a qué hora llegaría a mi casa. Quedará pendiente también esa vía destapada para una próxima.
Hice una parada técnica en un sitio que prometía tener deliciosas arepas ya que decía “arepas ramiriquenses”, gracias a Alejo y a Angelita probé las arepas más ricas en Ramiriquí así que era mi obligación parar allí, aunque me fui totalmente decepcionado, las arepas son ricas, pero no como las que comí en Ramiriqui, NOOOOO!!!! Total toca volver a pedalear en Ramiriquí.
Luego de irme decepcionado debo confesar que a los 20 kilómetros de ascenso ya no daba un peso más, se me había acabado la comida, ya no había casi líquido y mi cuerpo y mente estaban por tirar la toalla (ya había acumulado 110 km y quedaban más por subir)… pero repentinamente todo cambió, paso una gran camioneta con bicis pitándome, bajaron la velocidad, abrieron la ventana, saludaron y sacaron un plátano, alguien de más adentro estiro la mano y saco un segundo plátano, agradecí, siguieron su camino y A ESAS PERSONAS SI ALGUN DÍA SE TOPAN CON ESTE BLOG, MIL Y MIL GRACIAS, me devolvieron el alma al cuerpo, seguí pedaleando mientras me comía estos 2 plátanos que no solo me dieron fuerza física sino que mentalmente me llene de energía con este apoyo para seguir los 5 kilómetros faltantes de ascenso.
Muy exhausto termine este ascenso y tome el tranquilo descenso y varios kilómetros más en plano a Bogotá. Ya en Bogotá pedí remolque al llegar al portal de la 80, no por cansancio sino por cuidar a mi negrita de los ladrones, ya que ya iban a ser las 7 de la noche y prefiero no dar papaya. Igual hasta ese punto acumule 145 kilómetros con largos ascensos, fuerte caminata, mucho destapado y gran diversión.